Participación en Comunidades Indígenas

Honramos la equidad y la diversidad cultural. Construimos desarrollo con identidad

Hacemos desarrollo sostenible con rostro comunitario y voces ancestrales de nuestros pueblos indígenas.

40 000 personas de pueblos indígenas en todo el país son atendidas por el BN.

 

Tabla con las oficinas del Banco Nacional que atienden a diferentes comunidades indígenas en Costa Rica.

 

Pescador sobre una barca lanzando una red al atardecer en aguas tranquilas.

Inclusión financiera con identidad

Tenemos presencia en los 24 territorios indígenas del país, brindando cobertura y acceso a servicios bancarios a los habitantes de los 8 pueblos autóctonos de Costa Rica. Este compromiso se traduce en acciones concretas que promueven la equidad, el respeto cultural y el desarrollo económico en comunidades históricamente excluidas.
Mapa de Costa Rica con marcadores que indican las oficinas que atienden a las comunidades Maleku, Cabécar y Bribri.

Accesibilidad con enfoque intercultural

Para facilitar una banca verdaderamente inclusiva, el BN ha preparado funcionarios hablantes de lenguas cabécar y bribri para reducir las barreras lingüísticas, así como la programación e instalación de cajeros automáticos en territorios como Turrialba, Bribri, Upala y Guatuso, abarcando las leguas cabécar, bribri y malecu. Estas iniciativas permiten realizar operaciones esenciales como retiros y consultas de saldo, fortaleciendo la autonomía financiera de las comunidades.

 

Actualmente se encuentra en proceso integrar a la red a la población Ngöbe ubicada en la zona sur del país

Mono ardilla joven apoyado sobre hojas verdes en un entorno selvático.

Proyectos socioproductivos: sueños que se convierten en realidad

Desde el 2020, el BN ha apoyado el desarrollo de proyectos socioproductivos comunales en cinco territorios indígenas: Conte Burica, Tayní, Talamanca, Guaimí y Bajo Chirripó. Gracias a una inversión superior a ¢215 millones, las familias indígenas han logrado emprender negocios como supermercados comunitarios, cafeterías locales, cultivo de abacá (fibra natural para uso industrial) y proveedurías de alimentos para centros educativos. 
Estas iniciativas han transformado la calidad de vida de las comunidades, generando oportunidades económicas sostenibles que fortalecen  su autonomía territorial.