• A nivel mundial, la tendencia es clara: las personas son el blanco inicial de los estafadores que las estudiarán y engañarán para robarles su información sin que se den cuenta.
San José, 17 de octubre de 2023. La protección de nuestra información personal en línea se vuelve decisiva, ya que en este ambiente virtual las estafas también han evolucionado de manera exponencial y mundial luego de la pandemia. Debido a esta evolución tan dinámica, existe desconocimiento de las personas sobre los ataques, y por eso es crucial entender cómo los estafadores obtienen información de manera sigilosa, sin que las víctimas perciban el riesgo.
David Hernández, director de Seguridad e Investigaciones del Banco Nacional lo explica:
Imaginemos a María, una profesional ocupada de 35 años, que, con el ritmo acelerado de su vida, cae en la trampa de un mensaje o correo electrónico atractivo. Consciente o no, al hacer clic en el enlace, desencadena un malware (virus) que permite a los estafadores acceder a sus contraseñas y explorar su correo electrónico donde encuentran estados de cuenta, avisos de compras, números de teléfono, correos de familiares y amigos y hasta las contraseñas. Además, sin darse cuenta, María es vigilada a través de perfiles falsos en redes sociales, donde los estafadores recopilan información cotidiana de todo tipo sobre ella.
Cuando los estafadores la contactan, ya están armados con detalles verídicos, creando una realidad convincente que lleva a María a compartirles sus claves y detalles confidenciales. Esta historia revela cómo el ransomware (virus) y el phishing vulneran nuestra vida en línea sin darnos cuenta. Protegerse de esta mirada invisible de los estafadores en las redes sociales y garantizar la seguridad de las cuentas de correo es esencial.
Los delincuentes revisan las publicaciones que las personas hacen en redes sociales y a partir de ese trabajo de investigación establecen vínculos de confianza para obtener los datos bancarios que utilizarán para una estafa o fraude.
“Hemos visto casos donde los delincuentes revisan el Facebook o Instagram de una persona y determinan, por ejemplo, que le gusta el ciclismo y que recientemente hizo una compra de una nueva bicicleta para prepararse para una nueva competencia. Entonces al momento de llamarle, el delincuente genera una conversación sobre ciclismo, sobre la competencia a la que irá la persona y sobre la nueva bicicleta, esto hace que el cliente entre en confianza y facilita los procesos de ingeniería social para cometer delitos”, agregó Hernández.
Al seguir estos consejos, las personas refuerzan su defensa digital, reduciendo significativamente las posibilidades de ser blanco de estafadores que buscan infiltrarse en su vida en línea.