16 de marzo, 2022. Marianella tiene muchas ganas de trabajar. Consciente de las oportunidades que se abren en Internet, empezó con la búsqueda de trabajo en la web y terminó con su cuenta bancaria en cero.
Ella fue despedida de su último trabajo, pero eso nunca la desalentó.
Debido a una crisis económica durante la pandemia por el Covid-19, la empresa para la que trabajaba decidió hacer un recorte de personal.
Siempre pensando en el futuro, en sus dos hijos y en sí misma, Marianella empezó su ahorro de emergencia desde muy joven.
Afortunadamente, ese fue su principal apoyo económico mientras conseguía un nuevo trabajo, hasta que sucedió lo peor.
Mientras terminaba de preparar su almuerzo, esta administradora de empresas desempleada, vio un anuncio en Internet que decía “Consiga trabajo aquí”.
Claro, ¿quién no quisiera conseguir empleo así de fácil? Así que Marianella hizo click en el anuncio que la redirigió a la página web feriadeempleo.com.
Ella sabe que no debe brindar el código de su tarjeta ni del cajero bajo ninguna circunstancia, pues eso puede generar que le roben su dinero ahorrado de toda una vida.
Al ingresar al sitio, se topó con la esperada oferta: “¡Buscamos administradores de empresas para una compañía 100% costarricense!”.
Marianella hizo click una vez más y la llevó a un formulario, donde ingresó sus datos personales, referencias, información laboral y su correo electrónico.
Pasaron tres días y Marianella esperaba esa ansiada llamada sobre el supuesto trabajo para el que participó. Era el puesto ideal, pues decía que estaba bajo todas las normativas de ley, con seguro médico privado y salario competitivo. Por su parte, ella cumplía con todos los requisitos.
Un miércoles se alistó para ir al supermercado y comprar el diario. Cuando llegó a la caja, la tarjeta ya no pasaba.
Mientras el trabajador del supermercado volvía a pasar la tarjeta de débito, Marianella revisó su estado de cuenta y se topó con una sorpresa, o más bien una pesadilla… ¡la cuenta estaba en cero!
Lo que le quedaba de su dinero ahorrado desde hace 20 años, había desaparecido.
Desesperadamente decidió irse a su casa y contactar al banco para reportar lo sucedido.
“¿Fui víctima de estafa? ¡Pero yo nunca di el código de mi tarjeta!”, le dijo Marianella al operador bancario.
Al repasar todos los movimientos que había hecho y dónde había ingresado sus datos personales, concluyeron que le robaron su dinero cuando ingresó al enlace malicioso que le enviaron por correo electrónico.
Los ciberdelincuentes le enviaron un link vía correo, le solicitaron su usuario, contraseña y token. Así fue como lograron acceder al sistema bancario y transferir cada colón que Marianella tenía.
Marianella vivió algo que jamás pensó. Incluso, no comprendía cómo las personas caían en timos. Después de tan mala noticia, procedió a poner la respectiva denuncia esperando que sean ubicados sus ahorros.
La historia de Marianella es la realidad de las víctimas que caen en la trampa.
Estos delincuentes cibernéticos se aprovechan de la realidad nacional y la necesidad de empleo de otras personas para cometer sus delitos.